lunes, 9 de enero de 2012

De día

Tú, siempre tú
Lo recuerdo como si fuese ayer, el temblor de mi cuerpo, la perfección de tu torso, el miedo en mis entrañas, y tú sujetando mis prejuicios, cubriendo con algo parecido al amor los fantasmas de mi pasado. Lo recuerdo y lo vivo, lo miro y pienso en ti, hacer el amor de día, esa costumbre tan tuya de desnudar mi piel a contraluz, esa manía tuya de observarme, buscabas algo en mi piel, en mis pliegues, trazabas un mapa con mis lunares, a dónde nos lleva esa ruta, a dónde desemboca el río dibujado en mi espalda. Lo miro y fijo la mirada al techo, dónde estás, me has olvidado, aún haces el amor de día, trazas mapas e historias en otra piel, sigues en la parada de autobuses esperando por mí. Porque yo aquí en esta habitación cualquiera, con este hombre que dice conocerme y amarme bien, puedo sentir tus pasos sobre mí. Lo recuerdo, los latidos saliendo de tu pecho, tus ojos desorbitados, las marcas de los excesos en tu piel, y mis manos ansiosas ante la novedad. Sigues contando historias de tu infancia, el dolor de tu adolescencia, dime tienes un cómplice ahora. Te recuerdo sujetándome por la espalda susurrando a mi oído frases cortas cargadas de nosotros, puede verte caminando hacia mí con las manos empuñadas pero con los ojos humedecidos de amor, he olvidado el final, pero no se me escapa el sabor de tu amor sobre mí, la caída de tu orgullo en mi cuerpo, hoy en esta habitación tan lejos de ti y de nosotros, tan apartada de mí, viajas a mi memoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario