miércoles, 8 de junio de 2011

El espectador

No apareces en la foto, no figuras en la conversación, eres el testigo ausente, has guiado mis pasos durante años, y no puedo compartirte mi deseo más profundo, has besado mis labios una y otra vez sin obtener la respuesta deseada, eres el espectador de mi ir y venir por la vida, he visto tus ojos inundados de lágrimas ante mi indiferencia, ante mi aparente desamor, he escuchado tu voz quebrarse ante mí, resignada al lugar que ocupan en mi existencia. Te he visto mirarme celoso por los pasillos, buscarme entre la gente y no encontrarme. Yo también he sido testigo de tus éxitos y fracasos, he abrazado tus logros y consolado tu sufrimiento, pero todo en profunda intimidad, nunca ante los ojos de este mundo ambulante, sediento de morbo y noticias. Me he mirado ante ti preguntándonos una y otra vez en qué momento tomamos este camino, cuando dejaste de luchar, y culparme hoy no merece la pena. Eres el compañero perfecto, porque estas tan lejos de mi corazón que tus reproches no pueden tocarlo, y tan cerca que puedo aferrarte a mí el día que me plazca. Conozco el poder de mis miradas sobre ti, tu debilidad disfrazada, sé de tu búsqueda incesante, de tus miedos y el impacto de mis pasos por tu vida. Te he visto luchar contra mí, tus intentos por escapar, tus peleas y discusiones con mi ausencia, he sentido la fuerza de tu corazón por sacarme de ahí, he sentido tu indiferencia mentirosa, y al final la caída de tu orgullo ante mí. Sé también que hay rencor y culpa en nuestras manos, hay marcas imborrables recordatorios del daño causado, no me culpo así tenía que ser.